Dos hermanos en el Crucero ARA General Belgrano
Mario Vilca Condorí componía la tripulación del Belgrano junto a su
hermano,Juan Bautista Vilca Condorí, un marino ya con experiencia en combate,
que participó de la avanzada argentina durante el pre conflicto bélico con Chile
en 197, y en 1982 era artillero del Crucero Belgrano.
"Ese día estaba nublado, había un mar cuatro, en ese momento no esperábamos
el impacto de torpedos", relata Juan Bautista, "quedé sorprendido en momentos
del impacto, mi primera reacción fue ir al lugar de combate. Estaba convencido
que no habría combate ya que estábamos fuera de la zona de exclusión, de la cual
nos habíamos retirado a las ocho de la mañana aproximadamente".
"Estaba acompañado de mi hermano, Mario Vilca Condorí" dice Juan, agregando
"de tan solo 16 años, era marinero y se desempeñaba como panadero".
Recuerda que previo al ataque, Mario participaba de la aprensión de todo
marino bisoño, por no tener experiencia. Poseía la preparación y el
adiestramiento de un marinero recién salido de la Escuela de Mecánica de la
Armada, y buscaba alejar esa aprensión charlando con el hermano más antiguo.
"Dos horas previas al ataque Mario me despertó, yo tenía turno de descanso,
Mario quería conversar en cubierta. Quería saber qué había pasado esa mañana,
pues habíamos entrado en situación de combate, me preguntaba si regresábamos al
continente. Me levanto y lo busco en el comedor, luego me dirijo al baño, cuando
siento el impacto regreso a los camarotes en donde estaba durmiendo, en ese
lugar todos mis compañeros fallecieron, toda la división, en ese sector no se
salvó nadie" Juan Bautista Vilca Condorí. entra en silencio "Mario me salvó la
vida" concluye.
Juan Bautista, buscó desesperado a su hermano marinero; el crucero se hundía,
pero él seguía buscando a su pequeño y valiente Mario; sus camaradas marineros
lo convencieron que el Gral. Belgrano se hundía y debían abordar las balsas, y
que Mario podría estar en alguna de esas balsas.
Con la esperanza de encontrar a su querido hermano de sangre y de armas, Juan
dejó el crucero ARA General Belgrano, sin saber que el niño nacido en la
comunidad colla del pueblito de los Naranjos, en la provincia de Salta, con 16
años se había convertido en un héroe de guerra, tal vez el más chico de la
guerra.
sábado, 13 de abril de 2013
Los tres hermanos de Malvinas. El soldado mas joven
La historia de los "Tres hermanos de Malvinas"
La valentía y entrega de los soldados oranenses dejaron huella en la historia
argentina. Los hermanos Juan, Anastacio y Mario Vilca Condorí participaron de la
guerra con Gran Bretaña por la soberanía de las Islas Malvinas.
A casi tres décadas del conflicto bélico de 1982, Juan y
Anastacio reviven los 74 días de combate y relatan la única historia argentina
de tres hermanos que participaron en la guerra. Lo hacen en nombre de Mario,
quien no regresó de aquella misión en alta mar, y de la madre cuya vida se apagó
sólo dos meses después de recibir la noticia.
Los tres hermanos nacieron en el corazón de la comunidad kolla de Los Naranjos, a 30 kilómetros de la ciudad de Orán. Y como sucede en muchas familias humildes, los chicos decidieron ingresar a la marina como una forma de mejorar la situación económica de un hogar que crió a 12 hermanos.
“Nos tocó estudiar en una escuela muy, pero muy pobre; mi papá se dedicaba a la carpintería y talabartería, también salía a trabajar al ingenio Tabacal, y hacía trabajos temporarios. Pasó muchas penurias, porque no siempre era bien pagado. Por eso nosotros crecimos trabajando, casi sin poder ser niños”, relató Juan.
En su corta infancia, Juan albergaba el sueño de “conocer el mundo”. Y la Armada le permitió no solo ayudar a su familia económicamente sino también a cumplir ese deseo.
Tres de los hijos de Miguel Angel Vilca e Yreña Elena Condorí murieron pequeños, por problemas de salud como el paludismo y “esas enfermedades del norte”, contó Juan. Un cuarto falleció joven, en un accidente en el monte.
El primero en enrolarse en la marina fue Juan Bautista. Lo siguieron Anastacio y Mario, que lo hizo a los 15 años. Doce meses más tarde fue destinado al Ara General Belgrano, al igual que Juan Bautista. Anastacio, que era enfermero, fue embarcado el 9 de abril de 1982 en el Bahía Paraíso. Allí tuvo que realizar durísimas tareas de rescate. “La última etapa de la batalla, en Puerto Argentino, era un infierno”, recordó. Fue parte del intercambio de heridos con los ingleses. Hasta el cese de las hostilidades terminó como prisionero de guerra.
En cambio, sus hermanos ya estaban en alta mar cuando comenzó la guerra. Juan llevaba casi una década como marino y el Mario cumplía su primer año embarcado.
El año pasado, Juan Bautista y Anastacio decidieron dar a conocer la historia de “Los tres hermanos de Malvinas”, los tres hermanos kollas, de la comunidad de Los Naranjos, que marcharon juntos a la guerra.
“Es el único caso en nuestro país donde tres hermanos consanguíneos participaron activamente en combate. Un orgullo y un acto heroico que merece ser reconocido, ya que no hay registro de otra situación similar”, aseguró Juan.
Los tres hermanos nacieron en el corazón de la comunidad kolla de Los Naranjos, a 30 kilómetros de la ciudad de Orán. Y como sucede en muchas familias humildes, los chicos decidieron ingresar a la marina como una forma de mejorar la situación económica de un hogar que crió a 12 hermanos.
“Nos tocó estudiar en una escuela muy, pero muy pobre; mi papá se dedicaba a la carpintería y talabartería, también salía a trabajar al ingenio Tabacal, y hacía trabajos temporarios. Pasó muchas penurias, porque no siempre era bien pagado. Por eso nosotros crecimos trabajando, casi sin poder ser niños”, relató Juan.
En su corta infancia, Juan albergaba el sueño de “conocer el mundo”. Y la Armada le permitió no solo ayudar a su familia económicamente sino también a cumplir ese deseo.
Tres de los hijos de Miguel Angel Vilca e Yreña Elena Condorí murieron pequeños, por problemas de salud como el paludismo y “esas enfermedades del norte”, contó Juan. Un cuarto falleció joven, en un accidente en el monte.
El primero en enrolarse en la marina fue Juan Bautista. Lo siguieron Anastacio y Mario, que lo hizo a los 15 años. Doce meses más tarde fue destinado al Ara General Belgrano, al igual que Juan Bautista. Anastacio, que era enfermero, fue embarcado el 9 de abril de 1982 en el Bahía Paraíso. Allí tuvo que realizar durísimas tareas de rescate. “La última etapa de la batalla, en Puerto Argentino, era un infierno”, recordó. Fue parte del intercambio de heridos con los ingleses. Hasta el cese de las hostilidades terminó como prisionero de guerra.
En cambio, sus hermanos ya estaban en alta mar cuando comenzó la guerra. Juan llevaba casi una década como marino y el Mario cumplía su primer año embarcado.
El año pasado, Juan Bautista y Anastacio decidieron dar a conocer la historia de “Los tres hermanos de Malvinas”, los tres hermanos kollas, de la comunidad de Los Naranjos, que marcharon juntos a la guerra.
“Es el único caso en nuestro país donde tres hermanos consanguíneos participaron activamente en combate. Un orgullo y un acto heroico que merece ser reconocido, ya que no hay registro de otra situación similar”, aseguró Juan.
miércoles, 10 de abril de 2013
un tocayo Hernandez
Recordar a Miguel Hernández que desapareció en la oscuridad y recordarlo a plena luz, es un deber de España, un deber de amor. Pocos poetas tan generosos y luminosos como el muchachón de Orihuela cuya estatua se levantará algún día entre los azahares de su dormida tierra. No tenía Miguel la luz cenital del Sur como los poetas rectilíneos de Andalucía sino una luz de tierra, de mañana pedregosa, luz espesa de panal despertando. Con esta materia dura como el oro, viva como la sangre, trazó su poesía duradera. ¡Y éste fue el hombre que aquel momento de España desterró a la sombra! ¡Nos toca ahora y siempre sacarlo de su cárcel mortal, iluminarlo con su valentía y su martirio, enseñarlo como ejemplo de corazón purísimo! ¡Darle la luz! ¡Dársela a golpes de recuerdo, a paletadas de claridad que lo revelen, arcángel de una gloria terrestre que cayó en la noche armado con la espada de la luz!
Pablo Neruda
El hombre corcho
El hombre corcho...
“El hombre corcho, el hombre que nunca se hunde, sean cuales sean los
acontecimientos turbios en los que está mezclado, es el tipo más interesante de
la fauna de los pilletes. [..] Donde más ostensibles son las virtudes del
ciudadano Corcho es las “litis” comerciales…En estos líos, espantosos de turbios
y de incomprensibles, es donde el ciudadano corcho flota en las aguas de las
tempestades con la serenidad de un tiburón. ¿Qué los acreedores se confabulan
para asesinarlo? Pedirá garantías al ministro y al juez. ¿Qué los acreedores
quieren cobrarle? Levantará más falsos testimonios que Tartufo y su progenitor.
¿Qué los falsos acreedores quieren chuparle la sangre? Pues, a pararse, que si
hay sujeto con derecho a sanguijuela, es él y nadie más….”
Suscribirse a:
Entradas (Atom)