sábado, 5 de noviembre de 2011

El santo destituido

SAN MARTÍN DE TOURS DESTITUIDO POR FRANCÉS Y MAL FEDERAL
El Decreto que da origen a esta nota es una obra maestra de humorismo – y como
tal podría haber sido una de las bromas de Rosas –, pero no existió jamás y no se encuentra en el Registro Oficial. Solamente existe en los textos escolares, en las narraciones históricas de época, en la enseñanza de los profesores ascuosos y últimamente en las revistas de docencia universitaria.Dice así:¡Vida la Federación!Buenos Aires, 31 de julio de 1839. Año 30 de la Libertad, 24 de la Independencia y 10 de la Confederación Argentina.

Considerando el gobierno:

1º Que este pueblo, puesto desde su fundación bajo la protección del francés San Martín, obispo de Tours, no ha podido lograr hasta el presente verse libre de las fiebres periódicas escarlatinas, ni de las continuas secas y epidemias que handestruido en diferentes épocas nuestros ganados; ni de las crecientesextraordinarias de nuestros ríos que destruyen casi anualmente multitud de obras y edificios litorales de la población; y que aún la viruela ha venido últimamente a desaparecer con el solo descubrimiento de la vacuna, sin que el Patrón hayahecho jamás diligencia alguna eficaz y sensible para librarnos de esta horrorosa calamidad.

2º Que para las invasiones de nuestros indios fronterizos y guerras civiles yextranjeras con que nos hemos visto afligidos, hemos tenido que recurrir, en lasprimeras a nuestra sola Virgen de Luján: y en las segundas a la Virgen delRosario y de las Mercedes y a Santa Clara, virgen también, con cuyo únicoauxilio hemos triunfado, mientras que nuestro Patrón francés se ha estadotranquilo en el cielo sin prestarnos el menor patrocinio como era su deber.

3º Que abandonados hoy por él, cuando nos vemos atacados por enemigosexteriores y poderosos, en que parecía más propia su protección como militar, yprescindiese de toda afección de paisanaje francés, ha descuidado hacerlo con una parcialidad reconocida, y ha sido preciso que San Ignacio de Loyola, conaquel heroísmo noble y caballeresco que le distinguió cuando vivía en el mundo,e inclinado no más que de su inclinación al suelo americano, a suya, población yconquista concurrió con un hermano suyo, y donde sus hijos tuvieron despuésfundadas unas misiones lucrativas para su orden, y de las esperanzas fundadasque se le han dado de restaurarla en el presente, haya salido en su vez a nuestradefensa en dos veces consecutivas: facilitándonos en sociedad con la Virgen delRosario la destrucción de un ejército inglés de once mil hombres el 5 de julio de1807, y varando los buques franceses del injusto bloqueo que estamos sufriendo,como lo hizo el año pasado el 31 del mismo mes de julio, aniversario de su ascensión a los cielos.

4º Que es un deber del Gobierno con la Suma y Omnipotencia del Poder Público que inviste, y en virtud del Alto Patronato que se ha reservado en todas las iglesias de la república para solas estas restauraciones provechosas, restaurartodas las cosas sagradas y profanas, civiles y religiosas en beneficio del Pueblo;purificando la administración de los malos servidores extranjeros unitarios, vivoso difuntos, y premiando los buenos servicios de los buenos servidores de la Causa Santa y Nacional de la Federación.

 
 
5º Que los que ha prestado en este orden en el año próximo pasado, y los que esperamos que nos continúe en el presente, el célebre militar español San Ignaciode Loyola, son tanto más meritorios cuanto han sido voluntarios, realzando así noblemente los que prestó su ilustre hermano d. José M. de Loyola en la,conquista del Paraguay; y que, además de todos esos méritos y servicios, se hallahoy arraigado y naturalizado en la República con casa y familia propia, cuyacalidad no concurre con el Patrón extranjero que hemos tenido.
 
Por estas consideraciones
”Ha acordado y decreta:
 
Art. 1º – Habiendo perdido la confianza del Pueblo y del Gobierno el francés unitario San Martín de Tours, que ha sido hasta hoy Patrón de esta ciudad,olvidándonos al presente por sus paisanos los franceses bloqueadores, por eltraidor Rivera y demás salvajes unitarios; queda para siempre separado de suempleo de Patrono de Buenos Aires por convenir así a la seguridad pública y a la mejor y más eficaz protección de nuestros derechos en la Santa Causa de laConfederación.
 
2º Atendida la antigüedad de sus servicios se le acuerda por vía de retiro y jubilación la pensión de cuatro velas de cera a libra, y una misa rezada en su altarpropio dc la catedral que recibirá todos los años en su día.
 
3º Queda nombrado Patrón de la ciudad, el ciudadano naturalizado San Ignaciode Loyola, con el grado y honores de Brigadier General de la República y el usode la divisa federal.
 
4º La misma divisa llevarán en adelante todos sus hijos, gozando perpetuamente la pensión de 800 pesos mensuales que se les asigna.
 
5º El Excmo. Santo Patrón optará todos los años en la catedral las mismascuarenta horas con sermón que se hacían a su antecesor, sin perjuicio de las quese le hagan en el tiempo propio.
 
6º Habrá todos los años iluminación pública, fuegos artificiales, palo, sortija ycarne con cuero en la plaza desde la víspera, y por tres días consecutivos, a sufunción; asistiendo las naciones africanas con sus danzas nacionales del candombe y malambo.

7º Su instalación se hará el presente año en la Iglesia Catedral, con asistencia del Gobierno representado por su ministro de Relaciones Exteriores y Culto, y detodas las corporaciones civiles y militares, el día que el Gobierno designare. Bajo el ceremonial siguiente:Habrá en la víspera y el día formación general del ejército, desde la Casa de losRR. PP. Jesuitas a la catedral, mandada por el Inspector General de Armas.Los RR. PP. Jesuitas conducirán la víspera en andas la imagen de S. E. el SantoPatrón Federal en una procesión solemne desde su Casa a la Catedral,acompañados por el Reverendo Obispo diocesano, el Senado y clero de la iglesiay todas las comunidades religiosas; asistirán los niños de las escuelas con susmaestros, la cofradía africana de San Benito de Palermo, cuatro generalesllevarán las andas, y la tropa en formación le presentará armas a su tránsito haciendo una descarga general al entrar en su nueva iglesia el Santo Patrono. Lafortaleza y la almirante harán igualmente un saludo de artillería con sus cañonesa media carga.Mi primer edecán irá delante de las andas a caballo, en una montura del país, conpellón, cojinillo, sobre cincha y todo el correaje de color punzó, y testera y colera del mismo color, llevando el bastón de brigadier para el Santo Patrono y una capade tafilete con guarniciones doradas con este decreto dentro. La cual será puesta alos pies del Santo luego de colocado en el bautisterio, puesto en sus manos el bastón con una arenga que llevará de memoria uno de mis oficiales mayores querepresentará al Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto.

8º Comuníquese, publíquese, etc.”

Juan Manuel de Rosas. – Manuel Insiarte.”

Fue inserto por primera, vez en los diarios de Montevideo de 1839; no engañó a nadie, ni tampoco se proponía otra cosa que burlarse del estilo de Rosas, almismo tiempo que reírse de la religión católica, zaherir a los jesuitas y hacer un poco de mofa por las “victorias” alcanzadas, hasta entonces por los bloqueadores franceses. No tuvo otra trascendencia que hacer reír un rato en una y otra orilla.Pero ocurrió que después de la caída de Rosas, fueron tales las barbaridades quese dijeron sobre él y su gobierno, que el decreto fue tenido seriamente por auténtico. Un monstruo que ensillaba a sus servidores como caballos, vendía las cabezas de los unitarios como duraznos frescos y tenía en su sala de recibo lacabeza adobada en vinagre del coronel Zelarrayán; que tenía amores incestuosos con su hija y había simulado la muerte de su esposa, bien podía haberloredactado. Lo reprodujeron los diarios porteños de 1874 como una verdad sabida;de ellos lo tomaron los diarios ingleses (el Times entre otros) y por allí se enteróMáximo Terrero, yerno de Rosas, que creyó necesario desmentirlo. Se lo mandóa Rosas, y el anciano Restaurador se limitó a contestarle – el 10 de enero de 1875–: “Durante el tiempo que presidí el gobierno de Buenos Aires como su JefeSupremo, estuve siempre, gracias a Dios, en mi entero juicio. No hubo tal decreto”. Por si acaso Máximo creyera conveniente una aclaración en el Times de Londres, le adjuntaba de su archivo los documentos sobre las festividades anuales a San Martín de Tours, durante todo su gobierno.Ignoro si la rectificación salió en el Times. Pero no la publicaron los diarios deBuenos Aires, La Nación y La Prensa entre ellos.Si usted revisa los diarios de la época, encontrará la crónica de las ceremoniaspor San Martín de Tours repetida cada 11 de noviembre.Por el dejo volteriano del decreto atribuido a Rosas, por cierto encono contra los jesuitas que no se alcanza a ocultar, por la mofa a la Santa Causa, y por la burlade entrometer a las “naciones africanas” en las ceremonias públicas, se tuvo porsu autor a Dalmacio Vélez Sarsfield, por entonces muy volteriano, muy enemigode los jesuitas, muy unitario, muy “clase decente” y muy burlón.
CAMILA O’GORMAN


El caso de Camila O’Gorman se presta para la nota lacrimosa sobre los horrores de la tiranía de Rosas. Es exacto, exactísimo; pero no fue un hecho político, sinode dura y estricta aplicación de la ley vigente. Estoy en la opinión que el amor lo disculpa todo o casi todo: pero vivimos en 1959, y los románticos enamoradosfueron ajusticiados en el Buenos Aires de 1848.Camila O’Gorman y el cura del Socorro Uladislao Gutiérrez, cometieron un hecho castigado por las leyes de entonces con pena capital. Rosas no hizo otra cosa que aplicar la legislación vigente. Según su secretario, Antonino Reyes,consultó el caso con los mejores abogados de Buenos Aires; se ha dicho que entre los consultados estuvo Vélez Sársfield, unitario residente en Buenos Aires y hombre apreciado por el Gobernador por sus conocimientos jurídicos. Pero Rosas asumió la plena responsabilidad de la sentencia, como asumió siempre la completa responsabilidad de sus actos de gobierno. Como después de Caseros sehablara del consejo de Vélez Sársfield, en perjuicio político de éste, Rosas, desdesu exilio de Southampton, escribió a Buenos Aires: “Ninguna persona meaconsejó la ejecución del cura Gutiérrez y de Camila O’Gorman, ni personaalguna (fuera de Manuelita): nota agregada) me habló ni escribió en su favor. Porel contrario, todas las personas del clero me hablaron o escribieron sobre elatrevido crimen y la urgente necesidad de un castigo ejemplar para prevenir otrosescándalos semejantes o parecidos. Yo creía lo mismo, y siendo mía laresponsabilidad ordené la ejecución.Mientras presidí el gobierno de Buenos Aires con la suma, del poder por la ley,goberné según mi conciencia. Soy, pues, el único responsable de todos mis actos,de mis hechos buenos como de los malos, de mis errores como de mis aciertos.”(6-3-77)No puede llamarse asesinato, como viene repitiendo la crónica escandalosaantirrosista, la ejecución de una sentencia cumplida por imperio de la legislaciónvigente: “La ley ordena la pena de muerte por el sacrilegio”, dice Escriche en suconocido Diccionario de Legislación, y la funda en las Partidas: 1-4-71, l-18-6,VII-2-3, etcétera. Pero Rosas debió perdonar, pues contra el rigor de las leyesestá el derecho de gracia del Jefe de Estado. Si la desventurada Camila y sudesgraciado amante habían hecho, llevados por su romántico amor, unabarbaridad castigada con pena capital por las leyes, Rosas después de sentenciarcomo juez que correspondía la pena de muerte, debió como gobernadorindultarlos y dejarlos vivir su romance. Eso lo hubiéramos hecho usted y yo, ytodas las mujeres y hombres del siglo XX; pero Rosas vivía a mediados del XIX,en un Buenos Aires mucho más familiar, donde las faltas de esa naturaleza
cobraban un eco extraordinario, Además tenía un sentido estricto de la justicia,como la tenían en mayor grado que nosotros los hombres de entonces.Para Rosas la ley era pareja y debía cumplirse rigurosamente, sin excepciones. Siperdonó algunas veces a sus enemigos políticos (el general Paz, el coronel Díaz,etc), no lo hizo jamás con nadie por delitos comunes. Y menos a sus familiares,correligionarios y amigos a quienes consideraba más obligados que otros arespetar la ley. No entendía eso que hoy llamamos “gauchadas”, y no son otracosa que parcialidades, injusticias, o a lo sumo debilidades. Rosas era recto comouna estaca campera; el restaurador de las leyes consideraba que la base de unasociedad organizada es el respeto a la ley, Ese rígido concepto le acarreó el odiode algunos partidarios como Rivera Indarte, federal y mazorquero, que esperóque se le hiciera la vista gorda en algunos latrocinios cometidos. Como noocurrió, se constituyó desde Montevideo en enemigo de Rosas, y le hizo la másformidable campaña de calumnias posible. Este resentido fue el autor de lasfamosas Tablas de sangre.Pero si esa rigidez de Rosas le trajo la enemistad de Rivera Indarte, le produjo, encambio, el respeto de la masa de la población. Y de quienes juzgamos su personay su gobierno a siglo y medio de distancia.Volvamos a Camila. ¿Por qué no perdonó Rosas un delito tan romántico, tan“graciable”, diría?Primero, porque no sabía perdonar. Y después, porque Camila y el cura Gutiérrezeran federales de primera plana. Camila pertenecía a una familia conocida por sufiliación política y pertenecía al círculo de amigas de Manuelita y concurríaasiduamente a Palermo; el cura Gutiérrez era sobrino del gobernador federal deTucumán, Celedonio Gutiérrez, y poseía una espectable posición en la parroquiaregenteada. Tal vez si hubieran sido unitarios, habrían salvado sus vidas.Porque Rosas no perdonaba a los federales, como le he dicho. Además, lafiliación política y situación familiar de ambos amantes fue explotada con excesopor la prensa unitaria de Montevideo y Valparaíso en detrimento de la situaciónpolítica de Buenos Aires. El Comercio del Plata, dirigido por Florencio Varela,daba la noticia de la fuga de Camila, y Gutiérrez en su número del 5 de enero de1848 con estos términos:“El crimen escandaloso cometido por el cura Gutiérrez es asunto de todas lasconversaciones. La Policía de Buenos Aires aparentaba (subrayado), o no hacía
realmente gran empeño por descubrir el paradero de aquel malvado y sucómplice. La joven que se dejó seducir por el infame manifestaba deseos detomar el hábito de monja. La noche de Navidad, después de haber estadocantando en la iglesia, desapareció con el raptor. Este completó su villanía, segúnse nos asegura, robándose las alhajas del templo.¿Hay en la tierra castigo bastante severo para el hombre que así procede?”Algo semejante decía “El Mercurio” de Chile, del 3 de marzo de 1848 dondeescribían Sarmiento y Alberdi:“Ha llegado a tal extremo la horrible corrupción de las costumbres bajo la tiraníaespantosa del Caligüela del Plata, que los impíos y sacrílegos sacerdotes deBuenos Aires huyen con las niñas de la mejor sociedad, sin que el infame sátrapaadopte medida alguna contra estas monstruosas inmoralidades.”La degradación que fomenta un déspotaCamila y Gutiérrez escaparon el 12 de diciembre de 1847 (no la noche deNavidad como dice Comercio del Plata), sin que Rosas fuera informado de lafuga hasta el 21. Tal vez la familia y la curia esperaron un arrepentimiento de losimpulsivos jóvenes, o tuvieron la esperanza de dar con ellos antes que elescándalo trascendiera. “Al saber Rosas, tarde, lo que había ocurrido – dicen lasMemorias de su secretario Antonio Reyes –, después del transcurso de nueve díasy cuando en la sociedad se sabía lo que había pasado y se levantaba de todaspartes una grita infernal, su indignación estuvo a la altura del insulto hecho a suautoridad.”Es de imaginarse que su enojo llegase a proporciones mayúsculas al leer losperiódicos unitarios dándole como cómplice o apañador del escándalo, ypresentando a éste como una prueba de la corrupción de las costumbres porteñas.Comercio del Plata siguió su estridente campaña, mientras se desconocía elparadero de los jóvenes. El 27 de abril, bajo la dirección de Valentín Alsina,desliza este infundio: “Se sabe que los gobiernos extranjeros han pedido alcriminal gobierno de la Confederación Argentina, seguridades para las hijas delos súbditos extranjeros que no tienen ninguna para su virtud.”


Camila y Gutiérrez fueron descubiertos en Goya (Corrientes) en el mes de julio,y remitidos a Buenos Aires donde Rosas dispuso su ejecución en el cuartel deSantos Lugares. Para postergarla a fin de que Manuelita consiguiera doblegar la justicia de su padre, Antonino Reyes, encargado de su custodia sugirió a Camilael expediente de decir que se encontraba encinta. No dio resultado “porque no lomanifestaba el cuerpo de la joven ni se advertían indicios de semejante preñez”,dicen las citadas Memorias de Reyes; ni tampoco su examen médico dio síntomafavorable. Por lo tanto debió cumplirse la sentencia, quejándose Rosas a Reyesde no haberlo hecho inmediatamente de llegar los amantes al cuartel de SantosLugares conforme a sus órdenes. Por las dudas “si había preñez que solamentepodía ser muy reciente” el cura de Santos Lugares dio, de acuerdo a los usos enajusticiamientos de mujeres encintas, el “bautizo por la boca”. Este recurso paradilatar la ejecución a la espera de una gracia, daría pie a la leyenda de habermuerto Camila próxima a dar a luz.Mánuelita hizo lo posible para salvar a su amiga; pero se estrelló contra la rigidezde su padre. Cuando los amantes llegaban a San Nicolás provenientes de Goya,Camila recibió una carta de Manuelita “lacerada” por la doliente situación,rogándole entereza “a fin de que yo a su lado pueda con mis esfuerzos daros laúltima esperanza”. La hija de Rosas ordenó la compra de varios muebles – entreellos un piano – para adornar la celda de Camila en Santos Lugares, siempre en laesperanza de conseguir la conmutación de la pena. No ocurrió así, y Camila yGutiérrez serían fusilados el 18 de agosto.Inmediatamente Comercio del Plata, El Mercurio y todos los diarios que habíanclamado contra los “infames”, contra la “corrupción” fomentada por el Caligüeladel Plata, y preguntándose “si hay en la tierra castigo suficiente”, volcaron ríosde tinta contra el monstruo, el tirano “que no respetaba los fueros inviolables delamor” (Mercurio), o “condenaba al patíbulo a una inocente madre con el fruto desus amores en el noveno mes de su gestación” (Comercio).


Martin Martin Martin

Domingo 21 de Enero de 2007

Se ordenó hace 58 años y, pese a que ahora está jubilado, continúa atendiendo a los enfermos. “Trabajar para Dios no tiene horario”, suele decir este voluntario del Servicio Sacerdotal de Urgencia.



Muchos lo consideran un santo. O al menos están convencidos de que el padre Martín Martín Martín goza de alguna “protección” especial, para seguir andando en bicicleta, a los 83 años, sin que nada malo le pase. Los vecinos de la parroquia de Monserrat se afligen al verlo llegar o salir pedaleando, con la sotana al viento, en plena noche, para visitar a sus enfermos. “Trabajar para Dios no tiene horario”, suele decir.


“¿No tiene miedo de caerse?”, le preguntan a menudo. “Fíjate, que el otro día me he caído dos veces, pero me he puesto contento. Hay un refrán que dice que el burro es el único animal que no tropieza dos veces con la misma piedra. Pues quiere decir que no soy burro”, contesta sonriendo con esa tonada española que no lo abandonó desde que salió de su Sonseca natal, en la provincia de Toledo.


El padre Martín recorre los barrios en la vieja bicicleta que le regalaron -ya usada- cuando a él le robaron la suya. “¡Pobrecito, cómo debe ser que la necesitaba!”, exclama pensando en el ladrón, cada vez que se acuerda. Pero en seguida aclara que no fue un robo: “apenas me di cuenta de lo sucedido se la regalé, para que Dios no lo cuente como pecado”, agrega frunciendo el ceño.


Ya está jubilado, pero sigue trabajando como hace 58 años, cuando se ordenó sacerdote, el 11 de junio de 1949. Como es tan inquieto, en su escaso tiempo libre fabrica rosarios y denarios con semillas de achiras que crecen en su jardín y les pone cruces de madera que él mismo talla. Tiene la costumbre de regalar los rosarios bendecidos y también “rezados”, aclara.


Hace un par de meses, la Legislatura destacó la trayectoria del padre Martín, junto con la de otras personas, con el premio Mayores Notables. Con ese justificativo, LA GACETA pudo entrevistarlo, ya el padre Martín es de los que se autodenominan “de perfil bajo”.






- ¿Por qué tres veces Martín?


- ¡Ah! Una bonita historia. El apellido de mi padre era Martín y el de mi madre, Martín Tereso, aunque yo me quité el segundo apellido para no darme tanto corte. Nací el 11 de noviembre, día de San Martín de Tours, patrono de Buenos Aires. Mis padres pensaron en ponerme otro nombre, pero mi abuelo, que era mi padrino, dijo: ‘no, señor, este niño tiene que llevar el nombre del santo del día’, y él mismo me anotó. Así quedé Martín al cubo (ríe), como me nombraron una vez cuando estudiaba en Salamanca. Era mi cumpleaños y me mandaron un telegrama. El telegrafista había escrito, para ahorrarse trabajo, Martín al Cubo.






- ¿Lo marcó su nombre?


- Claro que sí, para atender a los enfermos. San Martín de Tours es el santo que le dio media capa al pobre que le pedía. El era jefe de un grupo de soldados y estaba estudiando para bautizarse, en tiempos de San Ambrosio. Salió de campaña con sus soldados y al volver a la ciudad de Amiens, en Francia, se encontró con un pobrecito que le pedía limosna. El, que había estado de campaña, no traída nada para darle, pero se sacó la clámide roja dada por el Imperio Romano y, con la espada, la partió por la mitad; le dio una al pobre y la otra se la dejó él. A la noche, durmiendo en su camastro de soldado, se le apareció Jesús, rodeado de los ángeles, y vestido con la media capa que le había dado al pobre. Jesús lo señalaba y le decía a sus ángeles: vean a Martín, que todavía catecúmeno (sin bautizar) me ha vestido con esta media capa. Qué bonito, ¿no? (dice sonriendo y juntando sus manos como para rezar).






- Mucha gente acude a usted para recibir alivio.


- Para dar ánimo hay que imitar la bondad de Jesús, que aun de los males saca bienes, así como de la crucifixión salió la redención. Tengo dos hermanas, una de ellas era chofer de la comunidad. La llamaban Sor Citröen. A la pobre le había dado una parálisis cerebral y estuvo una semana en coma. Cuando me avisaron, yo tomé fuerte el crucifijo y le hablé al Señor: ‘por favor, Jesús, es tu esposa, es monjita... ¡cómo la vas a tener así! Y después me enteré de que a esa misma hora, ella, en España, abría los ojos y comenzaba a hablar.






- ¿Era el crucifico que cuelga de su cuello?


- Sí, pero no es el que me dieron cuando me ordené, porque a ese lo perdí. Al que tengo puesto (una cruz grande de madera engarzada en bronce, con un Cristo en el mismo material) lo encontré cavando un pozo en el fondo de mi casa. No sabemos de quién es. Esta calavera que ves a los pies del Señor (señala) es por el monte Calvario.






- Usted todavía usa sotana. ¿Qué piensa de los curas que se visten como laicos?


- Bueno, a decir verdad, el Concilio Vaticano II ha aliviado los ornamentos, especialmente a las monjas, que se vestían con esos hábitos tan exagerados, y también a los sacerdotes. Pero con sotana yo vivo más mi sacerdocio. Voy caminando por la calle y la gente me pide bendiciones y hasta la confesión. Yo les digo que bueno, porque total, si están arrepentidos, bienvenidos sean. Hay muchos curitas que se visten como laicos, son jóvenes y algunos se dejan el pelo largo... Pueden ser un peligro, ¿no? (ríe)






- Luego de las múltiples denuncias de abusos sexuales que hubo, ¿se sigue sosteniendo el celibato?


- Hay casados que han violado a sus propios hijos. El mal está en todas partes. El sacerdote que hizo eso seguramente en vez de rezar veía televisión. El que quiere seguir a Cristo debe negarse a sí mismo, o sea que no debe seguir sus instintos personales, ni de soberbia, ni de avaricia, ni de lujuria, ni de ira. Los apóstoles de Jesús eran todos casados, menos San Juan el Evangelista, pero el Evangelio nunca ha dicho que han vuelto con sus propias familias.






- ¿Qué les dice a las que creen que abortar es un derecho?


- Que tienen derecho a hacer lo que quieran con su cuerpo, pero no con el otro cuerpo que llevan dentro. Es un crimen.






- Hay mucha gente ya no cree en Dios... ni en el diablo.


- Claro. Y eso le conviene al diablo, porque así trabaja más tranquilo. Yo siempre les digo a las viejitas del hogar San Roque: ‘ustedes tienen una tentación muy grande: pensar que ya no sirven para nada. De esa forma, el diablo las tienta para que se desanimen y no hagan nada. En cambio, yo les digo que con sus oraciones ustedes construyen los pilares de la Iglesia. Con lo que ustedes hacen nos beneficiamos todos’, les digo.




- Al Papa le aflige la cantidad de gente que vive como si Dios no existiera.

- Que vive desconociendo el ministerio de Dios. Pero cuando viene una enfermedad lo único que los salva es la idea de Dios. El dice: ‘Vengan a Mí los que están agobiados. Yo los aliviaré. Pero mientras tanto, las revistas, la televisión y hasta los diarios exaltan el vicio. Muestran a los actores y a las actrices que se casan, se separan y se vuelven a casar. En la televisión todo, menos el programa de la madre Angélica, es una exaltación de las tonterías que hay en este mundo. Y ante eso, para la gente que no ve más que eso, Dios es un ente desconocido. Es una pena. Y por eso nosotros, los sacerdotes, nos consagramos plenamente a Dios.




- Mucha gente ya no se casa.

- Ese es el lamento más común de padres y madres. ‘Padre, mi hijo no quiere casarse’. Yo creo que hay un gran desconocimiento del misterio del amor, del sacramento de matrimonio instituido por Jesucristo. Es un signo del amor único y fecundo de Cristo con la Iglesia. Muchas veces escucho gente que dice que se llevaba bien como novios y estando casados se pelean. Puede ser, porque hay una intención del diablo de mostrar que las parejas que están juntas sin haber recibido el sacramento están mejor; pero no es así, es un engaño.




- ¿Esto puede llevar a la destrucción de la familia?

- Cuando la familia no está unida, cada uno de los hijos va por su lado. Es difícil contenerlos. Algunos padres no saben qué hacer con sus hijos; los jóvenes llegan a asaltar para conseguir dinero para comprar droga.




- ¿Qué opina de las apariciones de la Virgen en Salta?

- Yo estoy esperando que a esa señora (María Livia de Obeid) le pase lo que a una monjita fundadora de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados. Esta hermana había quedado inválida. Ella quería fundar una congregación, pero ningún obispo la aceptaba, hasta que uno la bendijo. El Papa la recibió a ella, que andaba en muletas, y ahora la congregación está en todos los asilos de ancianos. Estoy seguro de que el Espíritu Santo sopla donde quiere. Lo que pasa es que el sino propio de la Iglesia siempre ha sido la persecución, como le ocurrió a Cristo. El sufrimiento, el dolor, la contradicción. Hasta el Papa ha tenido sus contradicciones, y ha salido victorioso, ¿no? (ríe).